miércoles, 1 de diciembre de 2010

En realidad no sé como empezar a escribir esto. No tengo la menor idea, lo siento. Sin embargo, sé perfectamente lo que quiero decir. Últimamente ya no sé como comenzar nada, algo en mí está variando mucho. Algo en mi conciencia, algo en mi interior, un cambio inevitable.
Hay cosas que me afectan, y otras que no. Hay días en que quiero tocar fondo, y no logro hacerlo, no me da la voluntad. Hay días en que sólo quiero sonreír y abrazarlo a él. Hay días en que pienso lo imposible.
Hay momentos en que ninguna posibilidad me recorre las emociones, nada es subjetivo, ni siquiera el hecho de quererte. Ni siquiera la determinación de la paciencia, ni siquiera lo obvio que siente mi corazón.
Sinceramente, hay días en que de verdad pienso que me salvaste.

¿Qué se hace con un sentimiento así? ¿Se recorre por entero hasta agotarlo? ¿Se le cuida? ¿Se le desprecia? ¿ Se le crean barreras hasta tenerlo escondido en el alma del corazón? ¿Se sufre con el? ¿Se le deja en un mar enorme, prepotente, infinito y tan profundo que ni mis pensamientos llegaran a el?
Yo quiero ese sentimiento conmigo, en ningún otro lugar. No lo quiero agonizando en una esquina por palabras equivocadas; no deseo que se quede perturbado con emociones que no fueron; no logro concebir que quiera quedarse allí llorando en un paradero de micro, desconcertado, triste y solo. No quiero eso. Tengo una voz muy pequeña, muy sufriente, pero muy alegre. ¿Te convence eso? ¿No te desconcierta un llanto silencioso, que se queja solamente a través de la mirada? ¿No te das cuenta que de verdad me dejas soluciones que me perturban los recuerdos? Por favor, por favor, no vuelvas la cara a un corazón que late con tanta fuerza, que en cualquier momento estallará.
Puedo apagarme, si quieres. Otras veces lo he hecho. Innumerables veces he dado paseos por el infierno buscando enemigos, y jamás los he encontrado. Nunca me he dado realmente cuenta de lo que tengo y hoy, de verdad, sé lo que hay en mí. Nunca he estado convencida de muchas cosas, ni del cielo, ni del sol, ni la luna, ni las estrellas...ni siquiera de que existo.
Hoy, de verdad estoy parada en un lugar estable, tibio, grande, cómodo, sin remordimientos. Creo tener una idea de quién soy.
Puede que me haya dejado herir muchas veces, puede que para tí parezca que estoy obligándome a algo que no debo. Puede que creas que soy la loca más loca de éste universo, y probablemente tengas muchísima razón. Hay demasiado de cierto en eso. La locura me hace escribir éstas cosas.

No quiero el miedo, no quiero lastimar aquello que arrastro conmigo.

No sé que más escribir, de verdad no lo sé. Lo siento.-